No hay nada que me saque más de mis casillas que la gente que se cree que tiene el monopolio del enojo. Claro, le toca a uno enojarse pero el otro le gana de mano y uno se siente como un insensible que nunca piensa en los demás y termina pidiendo perdón porque lo carcome la culpa. Porque además es como automático, a los que monopolizan el enojo no los abandonan nunca... por más veces que demuestren su irritación con su expresión facial, por más comentarios mordaces, por más maltrato... siempre ganan ellos. Ganan por cansancio en realidad, pero ganan. Y me molesta. Porque estoy enojada y quiero a todos a mis pies ahora. Ya. Estoy de mal humor. No, no hay nadie acá aguantándome. Estoy sola. Y eso, mis amigos, me pone de peor humor todavía.
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