viernes, 18 de septiembre de 2009

About me...

Creo que uno de mis peores defectos es la tendencia al divague. Sí, ya sé que imaginar no parece peligroso, puede ser, probablemente a simple vista, algo sano, algo normal. Pero no, yo lo tenía que convertir en defecto. Porque el divague extremo es perjudicial. De alguna manera uno termina asumiendo cosas que son falsas, que nunca sucedieron ni existieron. Por ejemplo, que una persona es vil y maquiavélica, cuando sólo hablamos una vez. Esto tiene que ver mucho con los prejuicios, las apariencias. Y otro poco con la locura, que aporta bastante a decir verdad. Me encuentro todo el día, en cualquier momento, figurándome situaciones. Aún cuando estoy ocupada en otro asunto dejo un espacio de mi cerebro para disfrutar de este pasatiempo. Se mezclan en mi cabeza las acciones que realizo con lo que pienso por dentro. Así, mientras preparo una torta (que en realidad nunca sucederá porque soy pésima en la cocina), pienso: 1 paquete de harina 0000, ese chico es una persona interesante, cuatro huevos, esa mujer se parece a Hilda Lizarazu, revolver tres veces mientras camino de la mano con el amor de mi vida cuyos ojos serán… naranjas como la ralladura que necesita la receta. ¿Se entiende? Probablemente no. Pero yo sí lo entiendo y es útil saber cómo funciono. En este mundo de ilusiones todo es posible, está lleno de promesas incumplidas… pero a la hora de ponerlas a la práctica en la realidad algo falla. Se trata de mí. Yo no soy la misma que mi yo interna, la que imagina esas cosas maravillosas o escalofriantes. Soy otra, soy tímida, me cuesta conseguir lo que quiero. Ahí radica el peligro del divague. Termino perdida en eso, cada noche una nueva imagen y cada día una nueva desilusión. El día en el que logre nadar en fideos, tocar el piano con los pies, tirarme encima de un pastel de tres pisos lleno de crema… ese día va a ser la gloria. Ese día divagar va a pasar de ser un pasatiempo a una forma de vida, de un defecto a una virtud. Mientras tanto…

viernes, 11 de septiembre de 2009

Oops, I did it again ¬¬

Hacía falta un desliz. Porque yo venía bien, de verdad... estaba condenadamente sobria de mente y alma. Pero sólo hizo falta eso, un desliz para echar todo por la borda. Después de tanto esfuerzo para sacar de mi inconsciente mi idealización estúpida, para poner mis propias cartas sobre la mesa... una mínima veta en mi calculada planificación. Un pensamiento hizo falta. Yo dije que me iba a arrepentir de lo que escribí el otro día y pasó como me lo imaginé. ¿Cuánto duré? Ni una semana. Ni cuatro días enteros. Apenas puse el ojo en los recuerdos e ilusiones que intentaba superar empezaste a aparecer en todas partes. Te presentabas cada cinco minutos enfrente de mis ojos, como rogándome atención. En la escalera, en el patio, en la puerta de mi aula... unas cinco veces. Y se empezó a hacer difícil ya esconder todo de nuevo como si nada hubiera pasado. Pero hoy fue como la confirmación de que no había salido como lo planeé. Fue tan repentino que me asustó. Un solo comentario, la sola mención de tu nombre, una pequeña intención de otra por vos que no me vi venir. Sentí como si se resquebrajara algo en mi interior, el hielo en el cual me acorazaba para protegerme de las cosas que te traían de nuevo a mí. Otra vez esa sensación de montaña rusa, de ascensor de supermercado, que sube del estómago a la garganta y se queda ahí. No pude hablar pero no fue necesario porque empezaron a decir que tenías novia. El episodio concluyó con más de lo mismo un par de horas más tarde, la confirmación del enunciado anterior. No sé. Soy una inútil, pinché mi único bote salvavidas. Acabo de plantar de nuevo las raíces que me retienen a tu suelo, o al contrario, cortado las raíces que me mantienen ligada a la tierra y no me dejan volar para después estrellarme de nuevo contra tu ilusión. Un fin de semana largo entero para practicar el doble-pensar. Saber que algo está ahí pero al mismo tiempo estar convencida de que la realidad es otra, autoconvencimiento, autocontrol.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¿Verdad Intermitente?

Así se llama este blog, Verdad Intermitente. El nombre surgió de una búsqueda bastante bizarra. La repetición de palabras, la combinación a la que más se quería aproximar mi blog. Me acuerdo que agarré un diccionario de sinónimos al que a veces recurro y me puse a ver palabras al azar. No se cómo quedó este al final. Pero últimamente estoy alejándome de la verdad, de mi verdad. Me contradigo demasiado, ya no sé cual es la realidad que me rodea porque no puedo hallar mi propia realidad. Bucear en mi inconsciencia es algo que hago a diario y es devastador para mí darme cuenta de tantas ideas que chocan, que no van por el mismo carril. Por lo tanto, de hoy en adelante, no les prometo traerles la verdad intermitente, les prometo traer mi verdad, más bien mi verdad del día. Porque hay una amplia posibilidad de que mañana cambie como si nada. Sin embargo, tal vez sea ese el atractivo. ¿Cuántas verdades intermitentes se pueden encontrar en la misma mente?
 
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