sábado, 31 de octubre de 2009

Faaa-laaa-laa-laaaaaa

El género femenino atenta contra sí mismo, en todo sentido. Por algo los hombres son tan descuidados, usan siempre el mismo traje para los cumpleaños de quince/casamientos/bautismos/bar mitzva/cualquier evento que requiera un mínimo arreglo (y gracias si se ponen traje), nunca se dan cuenta de nada, hablan solo de dos temas y los van intercalando cada tanto para no aburrirse, aunque en realidad podrían hablar de uno o de otro por horas. Nosotras no. Y basta, digamos la verdad: dejemos de quejarnos poniendo a la exigencia masculina por excusa porque bien sabemos que apenas notan si vamos a la peluquería o si tenemos las raíces más desteñidas del mundo. Somos las mujeres las que estamos a cada segundo presionándonos a nosotras mismas y a nuestro género. Los hombres no se depilan porque entre ellos está todo bien, no les importa, la estética es para maricas. Pero nosotras sufrimos para no quedar mal frente a otras mujeres, es ese orgullo femenino estúpido. Si compramos ropa nueva o auto nuevo o cartera nueva es para que nos miren ellas, no ellos, bien decía una propaganda (ya ni me acuerdo cual). Nos encanta criticar pero no ser criticadas, por eso tenemos que estar perfectamente decentes, porque sabemos que se habla y no queremos que sea de nosotras de quien se habla, porque queremos hablar y no ser silenciadas por nuestra poca femineidad. Ir dos veces con la misma remera al colegio/trabajo es una especie de pecado, sabemos que las otras miran, las otras saben, las otras casi ponen cámaras a lo Gran Hermano. Solía ser muy distraída pero este año empecé a notar que algunas miraban (y mucho) detalles (muy pequeños) y me puse nerviosa, me dio casi miedo. Algunas minas tienen una memoria visual envidiable, saben qué conjunto combinaste y si las zapatillas eran de marca, y hasta qué marca eran o qué modelo si tenés dos de la misma marca. Ya no se puede vivir tranquila así... es todo persecutorio, es llevar un espejo a todos lados, es estar encadenada con los grilletes llamados peine y porta cosméticos, es arrastrar una bola de la prisión con el pie llamado el qué dirán, qué se yo cuántas metáforas más puedo decir con esto. Las cosas que hacen los hombres son tan banales, tan simples, tan... ¡LIBRES! Yo también quiero ser libre de este feminismo machista que solo condena a las mujeres que van mal peinadas y aceptan los pirinchos llenos de gel y teñidos con claritos de cualquier freak. Quiero dejarme estar, no bañarme hasta que tenga moscas alrededor, dejar toda la habitación desordenada, usar la misma remera quince semanas seguidas sobreviviendo, sin que se me caigan los oidos... ¿Cómo se hace?

jueves, 29 de octubre de 2009

I'm sorry that I let you go. I let you down, I let you down my dear.

Fue allá por diciembre del 2008, enero del 2009. No pasó tanto tiempo pero podemos decir que ya es recuerdo. Tardes al aire libre, fuera de los vicios de internet y la televisión. Veíamos pescados muertos, perros muertos, gatos muertos... en fin, cosas muertas por donde pisábamos. Pero lo nuestro no estaba muerto. Fueron ¿Cuántas maravillosas tardes? ¿Tres o cuatro? Cinco. Digamos cinco. Ese lapso en el cual creía tener algo claro. Pero eran vacaciones y estaba soñando. Y fue un sueño muy ameno, muy... qué se yo. Nunca dormí mejor que en esa época de mi vida. Nunca mis miedos internos estuvieron más apaciguados. Tantas tardes en las que empezaba a creer, pero yo sola terminé con mi fé. Era agradable pensar que estaba en la mente de alguien, era casi utópico confiar en que alguien iba a sacarme de mi pozo de miseria nihilista, en realidad sin razón y auto-provocada. Te tenía y al fin tenía algo que quería. No que QUERÍA, pero que quería. Y eso me hizo sentir bien, y dejé de pensar en personas y en cosas y en rollos de mi histeria. Pero como siempre algo se tuvo que meter, un palo en la rueda. Y pasó el tiempo y dejamos de hablar y, me da bronca, pero eso me alivió. Me alivió saber que iba a poder seguir quejándome, que iba a seguir persiguiendo sueños insensatos, imposibles de alcanzar. Igualmente no entiendo. No entiendo cómo pude perder así nomás a alguien que me escuchaba, me quería, me entendía. No entiendo como sigo justificando eso. Odio ser tan perfeccionista, odio no extrañarte, odio no poder decir que me jugué por vos. Odio ser tan abandónica, tan negadora... dejar atrás cualquier cosa que me resulte incómoda solo por el miedo a crecer. Sólo se que cuando me dé cuenta va a ser demasiado tarde y que, si te tuviera, lo arruinaría otra vez. Pero conocerte valió la pena, fue como esa típica película yankie, exactamente así. La protagonista va a una fiesta en donde no conoce a nadie y se siente toda la noche un poco incómoda. Ficha a alguien con la mirada, es un segundo, apenas empieza la película y hay pocos invitados. Finalmente logra entablar conversación con todos y entre ellos está ese alguien. Y después hablan hamacándose a la luz de las estrellas. Sonaba romántico y perfecto. Es estúpido pero cuando empezamos a salir me figuraba el "principio" de la "película" y me gustaba. Me gustaba para contárselo a mis amigos después de 10 años de casados, qué se yo, tomando una taza de café en el comedor de casa. Mirá las estupideces que digo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Manías colectivas

Hoy viajé como todos los días en colectivo y cada día me convenzo más de que la gente es un poco... cómo decirlo... ¿Opa, lenta, inútil?... Un hecho imposible de refutar es que el fondo del colectivo siempre está vacío, hasta en el transporte que parece más lleno. Pregunto, seré curiosa... ¿Por qué sucede esto? A ver, hay suficiente espacio para todos y tenemos que viajar como ganado apiñados adelante porque siempre es lo mismo: algún o varios malvivientes se detienen en la mitad del pasillo taponando el paso a cualquier persona sensata que quiera trasladarse hacia atrás. No lo entiendo, realmente, ¡Es una cuestión de sentido común! ¡Casi de supervivencia! Si por empezar todos se corrieran un paso más atrás no sería necesario pedir permiso para pasar hacia esa dirección. Pero no, la gente es necia, la gente es haragana, la gente es complicada. O yo soy una loca, una obsesiva compulsiva, tal vez eso tenga más lógica. No tendría que estar escribiendo sobre esto, haciendo semejante historia por un hecho de la vida cotidiana, pero me molesta muchísimo, de verdad. A veces si nos esforzáramos un poco más estaríamos más cómodos, pero somos así, somos como somos. Preferimos que el otro se mueva, que otro colabore, que otro haga el trabajo por nosotros. Decía: es una cuestión de sentido común. Si uno se ubica atrás de todo tiene más posibilidades de conseguir un asiento. Después se andan matando por sentarse, por poco se tiran encima unos sobre otros. En la parada pasa algo parecido, siempre hay algún enfermo/a que decide colocarse lejos del poste, en una ubicación en donde no lo puedas ignorar pero donde cualquiera pueda colarse, y uno tiene que aguantarse que otros se coloquen adelante por buenazo, por digno, por respetuoso. No se, son idioteces que voy recompilando pero quería decirlas para que, si hay otro obsesivo como yo, pueda sonreir y pensar al fin: no estoy solo.

domingo, 18 de octubre de 2009

De nuevo él.

Es casi gracioso cómo se le ocurrió a mi inútil mente infantil que ibas a tener ganas de hablar conmigo después de haberte visto con ella. Es hilarante la manera en la que mi cuerpo entablaba una lucha con mi inconsciente, ese impulso, esas ganas de salir corriendo hacia tu posición y a la vez saber que era un suicidio, que era la pérdida de todo lo logrado, que, de nuevo, no me convenías. No contengo la risa (o las lágrimas) de pensar en como ese sonido entraba por mis oídos seduciéndome otra vez, cómo mis ojos se nublaban al imaginar la “oportunidad” que estaba perdiendo, pero de nuevo no. Oportunidad de humillarme, oportunidad de arrastrarme, de vaciarme de nuevo y llenarme de vos. Justo cuando, horas antes, me jactaba de haberte olvidado. Esa mirada que sostuviste como otras veces, esa invitación no expresa, esa idealización de la situación inexistente. Y caí de nuevo en todo sentido. Me rendí a tus pies, se me ocurrió hablarte, se me ocurrió quedarme sentada sin decir nada al lado tuyo ¿Para qué? ¿Por qué? El silbido quedó grabado a fuego durante el resto del día, nunca terminaba, se repetía incesantemente recordándome mi garrafal error. Hace días, semanas, que estoy tratando de seguir tu consejo, en serio, ese consejo que me diste hace tanto tiempo: “vos hace lo que vos necesites para ser feliz” “da un paso en tu vida”, y toda esa pavada filosófica que largaste ese día, pero ¿Cómo podría hacerlo cuando atentas contra mis intentos una y otra vez? ¿Cómo podría dejarte atrás si, cada vez que estoy segura de que lo logré, aparacés de cualquier forma posible, tan repentinamente, tan persistentemente? Y cada vez dejándome más en claro que es fundamental que se termine todo esto, pero no por eso es más fácil. Y ahora escucho Oasis en la soledad de mi habitación… ¿Por qué? ¿Para poder escribir sobre vos? ¿Para dejar más en claro que fracasé de nuevo? ¿Para escuchar la voz de Liam Gallagher y desear que fuera otra la voz que entona esa canción, otros los dedos que hacen sonar esa guitarra? Tal vez es un poco de cada una, mezclado con mi masoquismo diario. Y esto es así, y nunca lo vas a saber. Te veo tan cómodo en tu mundo de amigos idiotas y novia y cigarrillos en la huerta y seguridad de vos mismo que no quisiera molestarte con estas palabras de teclado aporreado. Pero vos dijiste “yo soy muy perceptivo, me doy cuenta al toque de como es cada uno”, así que supongo que ya lo debes saber aunque nunca te lo haya dicho.

lunes, 12 de octubre de 2009

Algo que escribí hace suficiente tiempo como para decir que fue hace suficiente tiempo

¿Qué me recuerda a vos?
Bueno, tu nombre me recuerda a vos. Cuando hablan de vos, obviamente me acuerdo de vos. Normal.
Ver mochilas de los rolling stones me hace acordar a vos... que se yo... Medio.
Las abejas me hacen acordar a vos... demasiado estúpido para tener explicación racional.
El olor de las tintorerias...
Y, aunque esto no tenga demasiado sentido, tomar sopa me hace acordar extremadamente a vos... rayano en la locura?? puede ser.
¿Y canciones y sus intérpretes? Miles. Drexler sobre todo. Jet a veces. Actualmente Franz Ferdinand. Y ni hablemos de la canción "Don't look back in anger" de Oasis y menos que menos de "Blackbird", esa canción me resulta destructiva.
Cortázar te graba en mi mente. Frases estúpidas mencionadas por gente cotidianamente también. Las guitarras me hacen acordar a vos y también los corsos de febrero. Te busco en algunos partidos de la capital cada vez que paso por ellos. Cuando paso por Plaza del carmen de triunvirato busco los banderines y recuerdo el lugar exacto donde te encontré. Bob Marley es taan vos y Kevin Johansen tmb aunque nunca hayas dicho que te gustaba. Por asociación, el biznique, los pañuelos rollingas, Miramar, estar en la huerta, estar en cualquier parte donde estes, estar en cualquier lado, cualquier día, cualquier cosa, no importa que no haya relación evidente o directamente no exista conexión alguna con tu persona, porque yo, te lo aseguro, yo la voy a encontrar. La voy a encontrar.

martes, 6 de octubre de 2009

R.R.

Cuando escucho hablar a alguien mayor a los 60 años, o hasta a veces menos, siento que se olvida. Siento que está evadiendo su parte de responsabilidad, que no quiere admitir o recordar sus actos, que busca auto justificarse. “La juventud de hoy está perdida” repiten una y otra vez como una melodía conocida y pegadiza. “La educación cada vez se deteriora más, no puede ser que los chicos sean tan irrespetuosos, vamos de mal en peor, el otro día no me quisieron dar el asiento en el colectivo, cómo puede ser que le falten así el respeto a sus padres, están descontrolados, necesitan límites, se drogan, se emborrachan, son una vergüenza”. Me dan risa, realmente… hablan como si esto fuera lejano, como si ellos ya hubieran abandonado el mundo y vieran todo desde un trono allá lejos y a lo alto. Como si los descarriados que hoy realizan cualquier tipo de vandalismo hubiesen salido de un repollo, no se… Se olvidan que son sus hijos, sus nietos, que los criaron ellos. Somos la juventud mimada, que nació después del apagón de la libertad y la identidad, después del olvido. Porque cuando de olvidar se trata nadie vio nada y por algo será. Nos tuvieron encarcelados en una botella de gaseosa y la batieron, la batieron, la batieron… al abrirla se escapó todo el gas de golpe, comenzó a desbordar, a salir por todas partes a chorros. ¿Quién cerró la botella? La respuesta más evidente sería “La juventud de hoy, porque es la causa de todos nuestros males”. Fueron ustedes, al menos parte de ustedes, los que dejaron que pasara. Nosotros no nos criamos en una burbuja, ustedes nos enseñaron a mentir, a engañar, a cagarse en los demás, a ceder ante el lavaje de cerebro de los medios de comunicación, a rendirnos cuando algo es difícil. O no nos dieron suficiente cariño porque estaban muy ocupados preocupándose por ustedes mismos y sus heridas. Nuestros padres son sus hijos y nos criaron como ustedes los criaron a ellos. El problema siempre empieza de algún lado, nunca es causa de la misma consecuencia. Así que la próxima vez en vez de estar despotricando contra todo y todos, ¿por qué no empezamos a pensar qué hicimos mal, en qué fallamos? ¿Por qué no empezamos a dar el ejemplo en lugar de andar predicando con palabras vacías? La vieja generación puede tenerlo todo, excepto humildad.


Y esto me recuerda a...

Para verlo con un toque de humor!

sábado, 3 de octubre de 2009

Here it goes again

Me acuerdo que la primera vez que te vi pensé: espero que ese chico elija letras. Estabas ahí, solo, mirando a la gente pasar, subir, bajar… como escondiendo un misterio más allá de tus ojos. Nunca te había notado antes, presumo ahora porque permanecías estático en el balcón o en el aula. Cuando publicaron la lista me fijé en los nombres de los chicos, pero ni siquiera sabía el tuyo así que fue algo bastante inútil. Había uno o dos nombres que desconocía, que podían pertenecerte, pero nada seguro. No sé, tenías, tenés ese algo, ese imán para sofias bogarin. Ese secreto oscuro, esa personalidad latente, eso. La incógnita que da lugar a la idealización, deja volar la imaginación e inventar falsedades. Una atracción inexplicable, a veces tengo unas ganas repentinas de correr a abrazarte. Porque además de parecer indiferente, superior a todos los demás, aparentas ser débil, necesitar de alguien para hablar. Me encanta eso, pero no me sirve porque soy tan o más tímida que vos y cada vez que, tras mucho esfuerzo, me acerco y digo algo me siento una idiota, me siento… molesta, un estorbo, eso. Cuando te vi ocupando ese banco el primer día en 4º 1ª me sentí dichosa, afortunada, pensé que tendría más de una excusa para entablar una conversación con vos. No me imaginé las cosas que se desatarían después que provocan que cada vez que quiero hacerlo parezca que te tengo lástima. Ojala no fuera tan difícil, ojala todos tuvieran la capacidad de leer la mente, eso sería mucho más conveniente. O que por lo menos tuviéramos algo en común que no fuera justamente el colegio, que vos odias y donde yo quiero quedarme para siempre.

viernes, 2 de octubre de 2009

Identikit.

Busco a un chico de pelo rubio relativamente largo, ojos claros, vestía un sueter con rayas grises claras y oscuras, zapatos marrones, mediría... ¿1.75? Estaba en la estación de subte Bulnes el viernes dos de octubre del año 2009, se encontraba cerca de los molinetes de salida, se subió por la segunda puerta de el vagón del medio más o menos y se bajó en la estación Ministro Carranza, todo esto entre las 19:40 y las 19:50 hs del día ya mencionado. Tengo la esperanza que esto funcione como la propaganda del celular que todo el mundo corre la voz... No va a pasar pero creo que va a darle un toque cómico a mi blog cuando lo revise de nuevo. Y no, no tengo foto. Así que se hará lo que se pueda (?)
 
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