lunes, 31 de octubre de 2011

It isn’t so difficult. DON'T TALK ABOUT HIS FUCKING EX. DON'T THINK ABOUT HIS FUCKING EX. DON'T YOU DARE... THINK ABOUT HER.

Oh, forget about it, you stupid asshole.

domingo, 30 de octubre de 2011

Voy con la convicción de que es mío

Vuelvo con la certeza de que sigue siendo suyo

jueves, 27 de octubre de 2011

A veces un gusto amargo,
Un olor malo, una rara
Luz, un tono desacorde,
Un contacto que desgana,
Como realidades fijas
nuestros sentidos alcanzan
Y nos parece que son
La verdad no sospechada

J.R.J.

Pobre, pobre, pobre ingenua... ahí sentada, con él ahí, y él en su mente... Pobre ingenua, fantaseando con una originalidad inexistente, con una unicidad recíproca... Pobre, le dice que le haga caricias en el pelo, pobre... ella hace lo que puede. Pero no imagina, ingenua. Que cada escena y cada secuencia es sólo una repetición de un ciclo. Que lo que para ella representa lo uno, lo primigenio, fue vivido en infinitos laberintos borgeanos por él. ¿Y qué le queda, pobre ingenua? El gusto amargo, el olor malo, la rara luz, el tono desacorde... cuando, y mire usted, por un comentario al pasar, se da cuenta... de que todo lo que ella cree causar en el prójimo es solo un resabio de un placer añejo. Se resigna siempre a ver al contrincante en la recta final... empieza la carrera viéndolo, sabe en el fondo que su corrida es completamente inútil, que hay un ganador y no es ella... pero sigue corriendo, agitándose, esforzándose por ser algo, hundiéndose en el pantano de recuerdos ajenos sin saber si son realmente recuerdos o es un presente histórico que vuelve en cuanto se narra el acontecimiento una y otra vez en su presencia, de una forma mental pero real, de alguna manera, implícitamente, está ahí. Y no es esquizofrenia, no es histeria o paranoia. Puede parecer, pero apenas se convence de ello, aparece para demostrarle que, efectivamente, sigue ahí. Cabe preguntarse, finalmente, si es ella un molde o una pieza; y si es una pieza aún rondaría el interrogante de la duración de ésta condición.

martes, 25 de octubre de 2011

Amor a la sabiduría

Tiene un brillo tornasolado en los ojos cuando menciona esas palabras, como si fuera el mismísimo prisionero de la caverna y hubiera visto la luz del sol, directo en los ojos, y esa luz le perdurara en la pupila, encapsulada en la imperfección verdosa de la mínima mancha circular que la distingue del resto. Menciona unos nombres, un Nietzsche, un Heráclito... y se desata una magia secreta en su pecho, es como una maniobra de Heimlich, como savia que revitaliza un tallo seco y lo llena de vigor. ¿Y cómo podría hacerme sentir el ser testigo de tal fenómeno, cuando parece que hace tanto que esperaba expresar su comprensión, su concepción...? Hay como un ansia que juega tras bambalinas, como la verdadera quintaesencia de la introversión: el deseo de ser oído. A veces espero cumplir mi papel de manera acertada, disfruto dándole respuestas modalizadas por mi insignificante subjetividad. Pero para él no es suficiente, porque la seriedad que le atribuye a sus paradigmas es tal que no hay lugar para mi "humilde" opinión - a veces. Porque algo de obstinación, algo del querer efectivamente representar a ése incomprendido, algo de esa aspiración a la originalidad lo lleva a subir las defensas y me obliga a pagar peaje para permitir que mis ideas pasen por ese filtro de fuerte inconmensurabilidad. Sin embargo, aún perdida mi batalla, lo encuentro de nuevo explicándome cómo para Pitágoras el 1 es el número divino, cómo la filosofía es el principio de todo, y me basta con revisar disimuladamente esos ojos para vivenciar de nuevo su entrada a la caverna, mientras se abre paso entre las sombras para (podría decirlo que así lo considera, por su elocuencia) sacarme de mi ignorancia. Secretamente me hago la ignorante. Secretamente sólo está haciendome feliz.

domingo, 9 de octubre de 2011

Hoy me dijo, semidormido: "Ojala todos los días fueran así."


Y yo pensé: Ojala...

miércoles, 5 de octubre de 2011

NO-ENTIENDO.

Se quejan, se quejan, se quejan.

Critican indirectamente a los que tienen lo que quieren.


Consiguen, finalmente, lo que quieren.

Lo dejan, prefieren volver a sus vidas mediocres.

En el ciclo, el ciclo sin fin. ♫♪♫♪

Es sencillamente más fácil admitir que no estáis listos para ciertos desafíos a vivir buscando algo que esté constantemente fuera de vuestro alcance sólo para arrepentirse cuando lo tenéis. Y, en el proceso, Vosotros hacéis gala de vuestra originalidad, de vuestra meta, de que a todos les quepa... Asimismo, es el mismo Vosotros el que renuncia a todo eso. Vosotros sois unos hipócritas.

(Cambiando los deícticos de plural a singular puede aplicarse a cualquier situación particular que pudo conducirme a escribir esto. ¡Elemental, mi querido Benveniste!)
 
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