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lunes, 27 de junio de 2011

Sí, he llegado a estos extremos.

Me gusta pensar que sos el rubiecito tímido que no toma apuntes, que se va antes de la clase y que desilusiona a más de una los días que falta. Me gusta pensar que otras te desean... ¿Is that normal?
No se si es por venganza o por vanidad, me gusta pensar que otras intentan encontrar la forma de hablarte sabiendo que nunca van a tener oportunidad, me gusta pensar que sos el amor imposible de alguien que colecciona tus looks y tus miradas, que soy la novia odiada, la envidiada o la inexistente, porque se lo que se siente. Desearía estar cual mosquito, estar atrás tuyo todo el día y vigilarte. Pero no de una forma controladora, no de una forma avasallante, sino como un insecto curioso que te zumba de vez en cuando en el oído. Me gustaría estar en la cabeza de tus futuras alumnas, verte convertido en el intelectual apasionante cuya privacidad está restringida a las puertas del aula. Quisiera saber las cosas fuertes que tendrían para decirte, ya se, estoy completamente fuera de órbita, de tiempo y de lugar pero ésto es dejar volar la imaginación a extremos que solo yo puedo alcanzar.

sábado, 31 de octubre de 2009

Faaa-laaa-laa-laaaaaa

El género femenino atenta contra sí mismo, en todo sentido. Por algo los hombres son tan descuidados, usan siempre el mismo traje para los cumpleaños de quince/casamientos/bautismos/bar mitzva/cualquier evento que requiera un mínimo arreglo (y gracias si se ponen traje), nunca se dan cuenta de nada, hablan solo de dos temas y los van intercalando cada tanto para no aburrirse, aunque en realidad podrían hablar de uno o de otro por horas. Nosotras no. Y basta, digamos la verdad: dejemos de quejarnos poniendo a la exigencia masculina por excusa porque bien sabemos que apenas notan si vamos a la peluquería o si tenemos las raíces más desteñidas del mundo. Somos las mujeres las que estamos a cada segundo presionándonos a nosotras mismas y a nuestro género. Los hombres no se depilan porque entre ellos está todo bien, no les importa, la estética es para maricas. Pero nosotras sufrimos para no quedar mal frente a otras mujeres, es ese orgullo femenino estúpido. Si compramos ropa nueva o auto nuevo o cartera nueva es para que nos miren ellas, no ellos, bien decía una propaganda (ya ni me acuerdo cual). Nos encanta criticar pero no ser criticadas, por eso tenemos que estar perfectamente decentes, porque sabemos que se habla y no queremos que sea de nosotras de quien se habla, porque queremos hablar y no ser silenciadas por nuestra poca femineidad. Ir dos veces con la misma remera al colegio/trabajo es una especie de pecado, sabemos que las otras miran, las otras saben, las otras casi ponen cámaras a lo Gran Hermano. Solía ser muy distraída pero este año empecé a notar que algunas miraban (y mucho) detalles (muy pequeños) y me puse nerviosa, me dio casi miedo. Algunas minas tienen una memoria visual envidiable, saben qué conjunto combinaste y si las zapatillas eran de marca, y hasta qué marca eran o qué modelo si tenés dos de la misma marca. Ya no se puede vivir tranquila así... es todo persecutorio, es llevar un espejo a todos lados, es estar encadenada con los grilletes llamados peine y porta cosméticos, es arrastrar una bola de la prisión con el pie llamado el qué dirán, qué se yo cuántas metáforas más puedo decir con esto. Las cosas que hacen los hombres son tan banales, tan simples, tan... ¡LIBRES! Yo también quiero ser libre de este feminismo machista que solo condena a las mujeres que van mal peinadas y aceptan los pirinchos llenos de gel y teñidos con claritos de cualquier freak. Quiero dejarme estar, no bañarme hasta que tenga moscas alrededor, dejar toda la habitación desordenada, usar la misma remera quince semanas seguidas sobreviviendo, sin que se me caigan los oidos... ¿Cómo se hace?
 
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