domingo, 18 de octubre de 2009

De nuevo él.

Es casi gracioso cómo se le ocurrió a mi inútil mente infantil que ibas a tener ganas de hablar conmigo después de haberte visto con ella. Es hilarante la manera en la que mi cuerpo entablaba una lucha con mi inconsciente, ese impulso, esas ganas de salir corriendo hacia tu posición y a la vez saber que era un suicidio, que era la pérdida de todo lo logrado, que, de nuevo, no me convenías. No contengo la risa (o las lágrimas) de pensar en como ese sonido entraba por mis oídos seduciéndome otra vez, cómo mis ojos se nublaban al imaginar la “oportunidad” que estaba perdiendo, pero de nuevo no. Oportunidad de humillarme, oportunidad de arrastrarme, de vaciarme de nuevo y llenarme de vos. Justo cuando, horas antes, me jactaba de haberte olvidado. Esa mirada que sostuviste como otras veces, esa invitación no expresa, esa idealización de la situación inexistente. Y caí de nuevo en todo sentido. Me rendí a tus pies, se me ocurrió hablarte, se me ocurrió quedarme sentada sin decir nada al lado tuyo ¿Para qué? ¿Por qué? El silbido quedó grabado a fuego durante el resto del día, nunca terminaba, se repetía incesantemente recordándome mi garrafal error. Hace días, semanas, que estoy tratando de seguir tu consejo, en serio, ese consejo que me diste hace tanto tiempo: “vos hace lo que vos necesites para ser feliz” “da un paso en tu vida”, y toda esa pavada filosófica que largaste ese día, pero ¿Cómo podría hacerlo cuando atentas contra mis intentos una y otra vez? ¿Cómo podría dejarte atrás si, cada vez que estoy segura de que lo logré, aparacés de cualquier forma posible, tan repentinamente, tan persistentemente? Y cada vez dejándome más en claro que es fundamental que se termine todo esto, pero no por eso es más fácil. Y ahora escucho Oasis en la soledad de mi habitación… ¿Por qué? ¿Para poder escribir sobre vos? ¿Para dejar más en claro que fracasé de nuevo? ¿Para escuchar la voz de Liam Gallagher y desear que fuera otra la voz que entona esa canción, otros los dedos que hacen sonar esa guitarra? Tal vez es un poco de cada una, mezclado con mi masoquismo diario. Y esto es así, y nunca lo vas a saber. Te veo tan cómodo en tu mundo de amigos idiotas y novia y cigarrillos en la huerta y seguridad de vos mismo que no quisiera molestarte con estas palabras de teclado aporreado. Pero vos dijiste “yo soy muy perceptivo, me doy cuenta al toque de como es cada uno”, así que supongo que ya lo debes saber aunque nunca te lo haya dicho.

No hay comentarios:

 
template by suckmylolly.com