miércoles, 1 de mayo de 2013

Basta, no juegues más al rapsoda, al filósofo, al aedo, al Baudelaire, porque entonces me entran ganas de jugar a la Musa. Sí, jugar, solo jugar, porque no te inspiro nada, y después de todo vos no sos Homero, y yo no soy una diosa griega que desciende del Olimpo, y nada tienen de mágicas las palabras que utilizas para engatusarme. Quizás fue tu biblioteca, tu colección de escritores exóticos, de rusos con nombres terminados en -oski y en -ov, de ediciones supuestamente limitadas, ajadas, añejas que te jactas de haber conseguido con orgullo felino cuando más de una vez las vi en Plaza Italia mientras el vendedor buscaba con desesperación deshacerse de ellas. No se por qué los vendedores no entienden que no necesitamos ayuda, que no nos hacen falta guías en los laberintos de libros como ese que tenías en tu cuarto, un laberinto digno de Dédalo, digno de Borges, con todos los fascículos apilados desprolijamente y en el medio una bestia mitológica o la excepción de una regla metafísica. Decía que quizás fue tu biblioteca o tu colección de películas de Tarantino o el haberte declarado autodidacta (Sorry, "αυτοδίδακτος δ` ειμί"), una suma de factores imprescindibles para capturar la atención de un alma ingenua. No se qué fue lo que fue, sea lo que sea que haya sido era inevitable. Las palabras siguen resultandome extremadamente eróticas, más que cualquier forma de tacto, más que cualquier acción extraordinaria que alguien pueda llevar a cabo con su boca o con su miembro. Pero me refiero a las palabras altas, las esbeltas; no las bajas, las grotescas,  las insignificantes.

Vos, segunda persona del singular, no sos ninguno y sos todos. Todos y cada uno de los hippies, bohemios, anarquistas, escritores que pasaron por mi vida y de los que me enamoré. Al final descubro que solo se trata de otro par de cromosomas dispar, que verdaderamente saliste de la misma fábrica que el resto de todos ellos, los que me destrozaron el orgullo, me pisotearon la paciencia y me rompieron el corazón so pretexto de ser unos incomprendidos, unos infelices, unos pobres diablos que solo buscan la armonía consigo mismos y que encuentran desequilibrios entre cualquier par de piernas - por no ser más específica, y "sos muy buena pero estoy hinchado las pelotas", y "ahora no puedo pero quizás en otra vida".

Baja el telón y se desarma la coartada que te salvaba,  no sirven las excusas: "la explicación es un error mal vestido". Yo vuelvo a los libros, mi único vicio, esperando al próximo candidato fallido mientras vos tomás ginebra y comés con la boca llena, bajo, grotesco, insignificante.

2 comentarios:

Una Flor dijo...

¡Qué lindo que escribís, Sofeee! No te había leído nunca (creo) y qué sorpresa linda leerte así, un poco en la voz de un Tercer Jueves (como si hubiera una "voz del Tercer Jueves"), esperando que entiendas el matiz, el volumen, las velocidades de tu texto.
Sos muy de blog, y lo que hacés es hermoso (:
(y te lo podría haber dicho por inbox, pero preferí hacerlo por acá porque me pareció más apropiado, más de tu hábitat, no sé)

Soff dijo...

Sos una lindaaaa :)

Me encantaría participar en el tercer jueves pero no se si estoy a la altura jajajaja como animarme me animo porque soy re caradura pero no se, siento que la gente que se sube a ese escenario es demasiado grosa como para considerarme a la altura de ellos.Por ahi es porque mis palabras me suenan demasiado mias y siento que no puedo salir de mi cuando escribo entonces no me considero lo suficientemente original.

Más alla de eso me encanta el reconocimiento y me reconcilia un poquito con lo que hago que no siempre es lo que me gustaría así que te agradezco por tomarte el tiempo de entrar aca y leer

Te quieroooooo

 
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