Enemigos amigos

Y mientras las horas pasan mi mente divaga. Sé que otra gente está en mi misma situación pero no los conozco. No los conozco en el sentido de que no viví cosas con ellos ni tengo una relación de amistad o compañerismo siquiera. Quizá ya me lo pregunté otras veces pero nunca escribí sobre ello. Siempre escribo sobre mi insomnio, no sobre el de los demás. Pero hoy, hoy se me ocurrió imaginar. ¿En qué pensarán? ¿Qué harán? ¿Qué marca de café prepararán? Ustedes pensarán: ¿Quiénes? Yo contesto: Los misteriosos. Los misteriosos para mí. La gente que me cae mal. La gente a la que le caigo mal. La gente de la cual no recibo atención y los que no reciben atención mía. Sí, ellos. ¿Qué harán ellos? ¿Mirarán la televisión, escucharán música suave, fumarán un cigarrillo? ¿O serán más parecidos a mí? ¿Escribirán las cosas que piensan como yo? Porque a nuestros ojos no nos parecemos. Nadie quiere saber qué cosas tiene en común con un “enemigo” ¿Cuál es la gracia? Así solo conseguiríamos encariñarnos y la idea no es esa, para nada. Por ahí él también está pensando en qué hago yo despierta. O ella me ignorará por completo, porque no le importa mi vida. Qué se yo la cantidad de posibilidades que caben en una noche, en cinco minutos de desvelo. Tal vez vean videos en youtube o hablen por teléfono con un amigo ¿Por qué no? ¿Qué tal si ni siquiera están despiertos y se olvidaron el msn abierto? ¿O si hay miles más despiertos que optaron por pasar su tiempo de otra forma? Seguramente coincidiremos en miles de cosas más, pero jamás me molestaré en averiguarlas porque… simplemente porque estamos hechos para no caernos bien, para disgustarnos, para echarnos la culpa de las cosas malas que nos pasan. Al final, ¿No son tan útiles los enemigos como los amigos? ¿No son ellos quienes se tragan nuestros insultos, quienes son los malvados en nuestro pequeño y patético mundo? Porque algún malo tiene que haber y definitivamente nosotros no queremos tener ese rol…