Últimamente se vienen dando una serie de transformaciones en mi rutina. Dichas modificaciones también repercuten en mi estado de ánimo, mi manera de mirar las cosas y hasta el funcionamiento de mi cerebro. Estoy comenzando a automatizarme, ya no me siento un ser humano, sino un robot programado para realizar tareas constantemente. Con cada pulso estoy procesando lo que viene en el siguiente, y, por otro lado, no pienso más que en el presente para que no me agobie. Hoy, escuela. BI de historia hasta las 16:30, perder al menos media hora en fotocopiadora. Plaza Italia a comprar libros. En este caso hacer camas no me tocó, mientras tanto pensar: BI de literatura: esquema trabajo dos y terminar el uno, BI de historia: pensar de qué se va a tratar mi trabajo y para eso leer para conocer algo de historia y también leer Hobsbown, tarea de literatura, leer Muerte accidental de un anarquista. Todos los días se añade una serie de eventos parecidos a estos: siesta, quejarse, quejarse, sueño, pie pesado, ducha, ciega a citas, imprimir algo, dormir. En el caso de el ya pasado jueves me quedé dormida arriba de la mesa de la cocina utilizando un recién comprado diccionario de inglés como almohada y rodeada de fotocopias a medio hacer, cuando me desperté completamente desorientada y vi que el reloj marcaba las siete y media comencé a gritar expresiones de negación pensando que me había quedado dormida en el desayuno y llegaba tarde al colegio. Sólo me di cuenta cuando lo vi a mi hermano en la computadora y aún tardé unos minutos en reaccionar completamente. No se cuánto tiempo más voy a aguantar así, este no era mi objetivo. Un ser humano no puede vivir solo de estudiar y pensar que tiene que seguir estudiando; ojala lo entendiera mi mamá, ojala pudiera priorizarlo yo. Sólo se que hoy caminaba por Avenida Santa Fe completamente ida, solo parando cuando el semáforo me lo indicaba, con un constante murmullo interno que decía: a ver hoy haces esto, mañana lo que te den hoy, después no hay que olvidarse de lo otro… Me gustaría desmayarme o que me saliera un sarpullido del estrés y el cansancio para tener una excusa para abandonarlo todo; algo que demuestre por fuera lo que siento por dentro. Ni siquiera tengo tiempo de escribir salvo a esta hora, cuando generalmente sacié todas las urgencias que requieren mi atención. Y esto recién empieza… estamos en abril.
viernes, 23 de abril de 2010
jueves, 22 de abril de 2010
miércoles, 31 de marzo de 2010
biZArrE
Estaba pensando en lo importante que es el contexto en una ficción teatral y lo cómico que sería adaptar hechos de dichas ficciones a la realidad. Cómo los elementos que encontramos en cualquier tragedia transformarían la realidad en una sátira. A continuación diversos ejemplos que toman hechos del estilo de Shakespeare, Muerte de un viajante, La casa de Bernarda Alba, Don quijote de la mancha y Fuenteovejuna
- Un hombre va por la calle, unos ladrones le roban el Nokia 5800 y le pegan un tiro en el pecho. El hombre cae en la acera y segundos antes de dar su último respiro exclama: ¡Muerto soy! Me imagino que de repente se le ponen los ojos en forma de cruz como cuando mueren los pokemon o que se escucha de fondo la musiquita del pacman que se reproduce cuando perdes una vida.
- Hablando de musiquitas, imagínense qué pasaría si de vez en cuando escucháramos “…una melodía interpretada en una flauta. Es tenue y delicada, y evoca hierba, árboles y el horizonte.” Todos nos consideraríamos dementes sin remedio.
- O una Adela moderna con un vestido verde manzana corriendo palomas en Plaza de Mayo al grito de ¡Mírenme gallinas!
- Si quieren una versión masculina, un tipo en medio del campo intentando destrozar un molino de viento. Ahora que todo es propiedad privada probablemente el dueño de las tierras largaría a los perros.
- Qué tal un complot organizado por los vecinos de Caballito contra Macri por hacerles pagar impuestos por la estación de subte de Puan. Uno de ellos lo mataría y luego todos se harían cargo: ¡CABALLITO LO HIZO! (no, no fue Menem).
Y eso es todo por hoy, algo bastante vulgar si se quiere o poco argumentado pero tengo sueño y al mismo tiempo tenía que escribirlo antes de que se me olvidara.
jueves, 25 de marzo de 2010
Hace dos semanas que mi hija no viene a dormir a casa. Se fue el martes al colegio y no volvió. En realidad no sé si pasó por casa porque yo vuelvo tarde de trabajar. Soy médica y trabajo en el hospital de San Isidro. Ese día igual estaba en otro consultorio en el que atiendo una vez por semana, los martes. La veía un poco triste últimamente, bastante deprimida diría yo, creo que, por lo que me dijeron sus amigas más cercanas, estaba en ese estado porque hace poco desapareció un chico del centro de estudiantes que le gustaba. Posteriormente me enteré por su propia boca que una compañera suya también desapareció, creo que su madre también vino a hacer la denuncia pero por lo que me dijo no funcionó para nada… también me contó que se quemó “accidentalmente” la biblioteca del colegio al que va, el Lenguas Vivas, el que está en la esquina de Juncal y Salguero… no solo eso, se quedaron sin bibliotecaria y sin profesora de literatura… dos más que se esfumaron sin dejar rastros. Y ella le tenía cariño a su profesora, así que imaginesé lo preocupada que estaba. Yo le ofrecí que deje de ir al colegio, de hecho casi la obligo, pero se negaba reticentemente. Llamé por teléfono a todas las amigas que tenía en su agenda. Ellas no saben nada más, están faltando al colegio y me responden con evasivas. No las culpo, con estos tiempos que corren es mejor que nadie se entere de con quién nos relacionamos… Pero yo estoy desesperada… entro a su cuarto y veo sus posters de Harry Potter, su inestable pila de libros intacta, la cama hecha, su ropa que todavía conserva su olor... Estoy segura de que la secuestraron porque no se llevó nada y además ella sería incapaz de escaparse… Ella no estaba en nada raro, no militaba, no iba a las marchas… ¿Y si lo hacía acaso eso es grave? ¿A caso es una delincuente por eso? ¿No tiene ninguna información? ¿No puede ponerla en algún motor de búsqueda? ¡ESCUCHEME! ¿Se cree que soy idiota? Estoy viendo como le hace señas a su secretaria ¿Va a encontrar a mi hija o no? Tome nota en ese block de hojas inútil que tiene ahí que mi hija se llama Sofía Bogarín.
You're so nice and you're so smart... You're such a good friend I'll have to break your heart u.u
A decir verdad estoy “un poquito confundida”. Porque tengo ganas de verte, hace mucho que no te veo personalmente, y te extraño. Sos muy importante para mí, como que nuestra relación pasó los límites de una simple amistad y sin embargo no es más que eso. Pero sos vos con el que hablo horas y horas seguidas, con el que me río tanto, con el que la paso tan bien. Y por otro lado tengo miedo. Miedo de que pase algo y se cague todo de nuevo. Si solo pudiera controlar eso, si pasara algo pero eso quedara en nada… ¿Por qué a mi esas cosas no me pasan? No quiero estar con nadie ahora ni en un futuro inmediato, no quiero estar con vos de esa forma; pero quiero cerrar lo que paso hace tanto tiempo y quedó archivado. O no se, hacer algo con eso. Pero si pasa algo va a ser peor. Y va a ser raro que no pase nada. No se, basta. No debería estar pensando en esto porque demuestra que me hago demasiado problema por una "boludez"... que las cosas fluyan solas. Te quiero dar un abrazo, nada más. Ojala quede todo ahí… por favor, dejemos todo ahí. ¿Por qué tenes que ser tan tierno, divertido, buena onda? ¿Por qué tenes que ser tan buen amigo?
lunes, 1 de marzo de 2010
Sobre piropos y piroperos (Parte I)
Estuve pensando en un top fourteen de piroperos asquerosos que sería más o menos así:
1-Camioneros
2-Albañiles
3-Mayores de 60 años
4-Mayores de 60 años con alguna conexión con tu familia
5-Colectiveros
6-Verduleros
7-Pendeviejos amigos de tu padre
8-Mendigos/Borrachos
9-Ciclistas (sí, me ha pasado)
10-Mayores de treinta con auto pedorro
11-Mayores de treinta con Ferrari o un 0 km excluyendo a Mike Amigorena
12-Cualquier persona que trabaje en tu casa temporariamente (veasé: jardinero, service del lavarropas/cualquierotroelectrodoméstico, pintor, cerrajero, delivery, plomero; suponiendo que todos tienen más de 35 años).
13-Cualquier persona que escuche cumbia villera diariamente fuera del boliche, tenga corte taza o se tiña de rubio oxigenado
14-Profesores de cualquier índole (especialmente Acuña o Moyano, para entendidos...
15-Ricardo Fort/Zulma Lobato
Notas:
- A partir del 14 se empieza a desvirtuar el tema, por lo cual decidí dejarlo en 14.
- Los lectores pueden colaborar con más ejemplos.
- El orden de los factores no altera el producto (o sea, el 14 es tan asqueroso como el 1)
viernes, 26 de febrero de 2010
Había una vez un cuento controversial...
Las puertas se cerraron tras el ruido de la chicharra. Entró una mujer común y corriente, tenía una falda negra que le llegaba hasta las rodillas, unos zapatos cerrados con considerable taco y una camisa blanca cuyos primeros dos botones estaban desabrochados. En su pelo llevaba un broche con arabescos de metal. Estaba hablando por celular y se sentó a mi lado. Por alguna razón su presencia me asqueaba un poco, ese maquillaje de secretaria, esas uñas pintadas de rojo. Sí, yo tenía esa manía de fijarme demasiado en los demás, especialmente en las personas de mi mismo sexo. Cuando se presentaba la ocasión las criticaba, las descalificaba. Si hubiese estado acompañada esa mujer se habría llevado todos mis comentarios.
Cuando comencé a escuchar su conversación tuve que contener la expresión de mis facciones. “Te amo, hermosa”, decía al tiempo que enrollaba uno de sus rulos en el dedo índice de la mano derecha. Las lesbianas eran la peor lacra social, no podía entender cómo una mujer puede ser tan maleducada. Toda mi familia, pensé, me había inculcado valores intachables que esa pobrecilla no tuvo. Me daba pena y compasión que estuviera tan enferma, peor que quien tiene cáncer o SIDA. Todas las mujeres de mi familia se habían casado muy jóvenes y se habían dedicado plenamente a sus maridos, desde mi abuela, pasando por mi madre y, finalmente, mi tía. ¿Qué diría ella si hubiese presenciado esta escena? Seguramente se indignaría tanto como yo y se bajaría enseguida del subte. Pero yo no podía, tenía que llegar temprano a casa.
Sin embargo, no podía compararse a esta muchacha, perdida e inferior, con mi madre y mi tía, quienes habían tenido la mejor educación, habían salido de una familia de renombre, no debían luchar diariamente para llevar el pan a sus casa porque tenían a sus maridos…
Me levanté del asiento y me puse frente a la puerta. Sentía que la muchacha me seguía con la mirada pero debe haber notado mi desagrado por lo cual se detuvo. Creí que estaba a salvo ya, que podría seguir adelante y olvidarlo. Pero, tan de repente como se había sentado, se levantó del asiento y se posicionó a mi lado.
La miré a los ojos, que no denotaban hostilidad alguna, yo quise contrarrestar ese efecto alejándome lo más posible, evitando cualquier tipo de contacto. Le dirigí una mirada despectiva, casi de rabia, que solo causó sorpresa en ella.
Por fin se abrieron las puertas. Esperé a que ella saliera primero, casualmente salía por la misma escalera que yo. Dobló por el pasaje en donde me tenía que tomar el colectivo. Yo estaba tan distraída que no vi a mi tía, quien me sonreía y abría sus brazos ante mí. Al verla olvidé esa estúpida obsesión y estaba a punto de devolverle el saludo levantando la mano. Pero ella no me sonreía a mí, no, no me esperaba a mí. Tardé unos segundos en reaccionar mientras esa desconocida, la del subte, besaba a mi tía, y cuando lo hice supe que todo mi mundo se había derrumbado, que esa imagen jamás abandonaría mi mente.
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Este cuento lo escribí para una materia del colegio que se llama “Producción del Mensaje”. Creo que espanté a la profesora, espero que no pase lo mismo (si es que todavía tengo algún lector por ahí) con quien lea este blog. La protagonista no se parece en nada a mí, es solo un personaje. No está basado en una historia real, no le pasó a un amigo de un amigo, es pura ficción. Igualmente modifiqué algunas partes para que quedara más clara la "moraleja". No se, quería poner algo diferente, algo que no fuese catarsis y algo que no fuese cursi. Algo real, algo que vemos todos los días, una verdad intermitente.