domingo, 12 de febrero de 2012

Expresando resentimientos a través de la literatura

Cualquier cosmología, cualquier motto que intente resumir el sentido de la existencia debería implicar una analogía de Hamlet. A mi manera de verlo hay solo dos caminos que se pueden tomar para alcanzar el fin último, sea cual sea. Todo gira en torno al "ser o no ser" shakespeareano. Finalmente se trata de si elegís enfrentar la realidad que te rodea y defender tu honor o si permitís que tu tío te robe el reino impulsado por una sencilla comodidad cuasi-moralista que intenta evadir el asesinato, la divergencia mental o el peligro de exilio. Personalmente, opino que nadie va a recordar al cobarde que le chupe las medias al tío corrupto, pero eso es cosa de cada uno... Y sí, prefiero el riesgo, el asesinato y el delirio antes que la patética comodidad de callarme la boca y permitir que un impostor mantenga relaciones sexuales con mi frívola madre. Ok, no dejen que esto se corra de una simple analogía. Me refiero a que no puedo entender cómo existen tantos Paris. Para mi Paris siempre fue el peor personaje homérico que existió. Un típico ejemplo de nene de papá, mando al muere a su hermano por un caprichito y la única forma mediante la cual consiguió conferir un acto heroico (la muerte de Aquiles) fue una pura casualidad. Ese tipo no se gano nada con esfuerzo y está inmortalizado en un libro. Sin embargo, no podemos negar que constituye un prototipo de hombre de hoy en día que tiene todo servido en bandeja. Volviendo a Hamlet una vez más, creo que todos tenemos un fantasma clamando por venganza, por acción y no reacción. No deberíamos ser juguetes del destino, deberíamos defender lo que debemos y también lo que queremos. Todos tenemos una voz (sea ficticia, interna o de una persona concreta que nos taladra la cabeza) que nos pide que actuemos, que no reaccionemos a todo lo que nos sucede esquivando las balas, que nos dice que eligiendo no ser también estamos eligiendo y que es imposible escapar de nosotros mismos más allá de cualquier intento exitoso de demostrar que nada nos toca, que nuestro corazón insensible ignora cualquier síntoma de progreso. Podemos callar para evitar discusiones, mentir para conseguir algún propósito y amagar para ganar tiempo pero no ser no es una solución viable a largo plazo, porque aun no siendo estamos siendo.

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