lunes, 6 de febrero de 2012

Y si, un poco te extraño. Una pizca me duele tu nueva postura de ctrl. alt. supr. Pero no me arrepiento de haberte sacrificado por Gesell. Porque el amor se trata de sacrificios y eso nunca lo entendiste como yo. Amo Gesell y a vos no te amo más. ¿Pero qué te ando explicando, loco? Si vos no entendes nada del amor. No es llamar solo de noche cuando aparece el miedo a la pérdida, no es acordarse solamente en el mínimo tiempo libre. ¿Para qué reciclar una relación bastardeada por completo? Todo lo que hiciste fue demostrarme que, efectivamente, no hay forma de que alguien como vos acompañe a alguien como yo. Y no te voy a mentir, te quiero y a veces me encantaría tener a mi disposición un abrazo tuyo antes de terminar el día... pero se que si lo tuviera ya no significaría nada. Y estas alucinaciones capitalinas se van a ir en algún momento, lo se. ¿Estás cansado? Anda a dormir. Solo. A veces me disturba tener la razón. ¿Dónde estás ahora que volvimos a Buenos Aires? ¿Dónde está tu arrepentimiento, tu reivindicación? Con qué comodidad resolviste todo, como siempre... nunca un mínimo esfuerzo. En el fondo esto es lo que querías.

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