lunes, 3 de enero de 2011

Primera catarsis del 2011

Otra vez me pasa lo mismo de siempre. Vacaciones y no se qué hacer. No, ningún autor me convence, ni Henry James ni Domingo Faustino Sarmiento. Y ver películas cuando son tan largas, apagar la computadora para prenderla de nuevo, escribir cuando no sale nada... Se que hay catarsis que debería ahorrarme, gente de la cual debería alejarme, tentadores bocados nocturnos en mi heladera que debería dejar en paz solo para no vaciarla (engordar no me da miedo). Acá estoy, dos de enero... (ya tres de enero). Cuando me aburro mi visión se vuelve tremendista en un tris. Entonces empiezo a escribir lo que se me ocurre en estos momentos y, si alguien llega a leerlo, piensa que me hago demasiado problema por todo. Sí, en estos momentos de desesperación me pongo a reflexionar sobre múltiples situaciones absurdas. Como lo patético de tener restos azucarados en la comisura de los labios por comer galletitas de agua con manteca y azúcar, o por qué no puedo conversar normalmente con alguien que me parece extremadamente interesante, que probablemente esté aburrido también, o por qué a veces salgo con alguien incompatible... o sea, no es que no la pase bien, de hecho me siento bien, y como dice Kevin Johansen "y así me gusta, me gusta así". O sea, omitiendo la parte de que odia a los hippies y que yo detesto comprar ropa, que se fue a Francia y yo gracias si llegué a irme a Bariloche, que no coincidimos en absolutamente nada... wow, que buen partido eh. Digamos lo genial es que sabemos que hasta aquí llegamos, eso sí lo tenemos en común. Y me trata bien, y me escucha, y eso. Sí, es tener cierta estabilidad. Igualmente sigo pensando en un encuentro que tuve ayer en una de esas noches de las cuales uno no espera absolutamente nada... o espera otra cosa. Conocí a un brasilero fanático de The Kooks que me invitó a una cerveza y charló en portuñol conmigo, nada más. Eso fue todo. Y dije brasilero y se imaginaron a un morocho que baila muy bien, pues no es el caso. Sino fíjense que me tomaría el avión hasta Porto Alegre para charlar un poco más con el (bueh, charlar... eso lo puedo hacer por facebook). Pero como siempre la gente cool copada no me corresponde a mi (estaba acompañado el muchacho). Así y todo, agradezco el encuentro, fue una jugada del destino que no me esperaba (amo como se dan las cosas últimamente, tal vez porque yo permito que se den así): me sacaron una foto y vi una remera genial de The Kooks sin cara atrás mío, acto seguido registré el lugar para encontrarme con este individuo increíble, simpático y literalmente imposible de entender (tres adjetivos que me atraen del sexo opuesto). Al menos puedo decir que bailamos Oh La (con su amiga pero... lo mismo da eaea versito (?)). Me voy a malgastar mis segundos de tiempo libre en algo menos productivo (esperemos que no se me ocurra ponerme a leer historiales de conversación porque es una actividad deprimente aunque hilarante).

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