miércoles, 6 de agosto de 2008

Pacto mortal

Dedicado a él.



Desde ese primer momento, el momento en el cual te dedique un cofre de sentimientos, un espacio enorme en mi mente, un lugar aún más grande en mi corazón, varios suspiros, llantos, risas, sonrisas…. Ese fue el momento en el que hice el pacto que me va a mandar a la ruina. Un pacto invisible, impronunciable, poco importante, poco importante para otros pero vital para mi. Prometí por todas las estrellas, la luna, el sol, tu pelo, tus ojos, mi vida… prometí con fuerza y desde adentro no amar a nadie más. Prometí esto y mucho más, aunque sabía que no obtendría nada a cambio. Me condenaste, nada es lo suficientemente bueno para mí ahora. Nada te supera, tu belleza es infinita. Y ese pacto del cual hablé, está en vigencia, pero no significa nada para nadie. Soy tan idiota que espero sentada en la puerta, aunque se que nadie me va a abrir, y puede llegar el invierno más crudo, el otoño más lluvioso, el verano más agotador, se que siempre estaré esperando, sin respuesta, pidiéndote por favor una ayuda que no me vas a brindar. Estoy consiente de esto, sin embargo… no pasa un día en el cuál no piense en tu rostro jovial, tu alegría contagiosa, tu inteligencia escondida. Y también se de tus defectos, se de las cosas que sos capaz de hacerme para deshacerte de mi. Estoy tan consiente que da miedo, pero más asusta el hecho de que nada me aleje de tu lado. Más asusta el hecho de que pueda subsistir sabiendo que mi vida no tiene ningún sentido, porque la razón de esta existencia es como una rosa sin pétalos, llena de espinas que se entierran en la piel, desangrándola, dejando las heridas abiertas para siempre. Una media vida, un rayo de sol en la más oscura noche eterna, la misma rosa representa eso, la desdicha y la dicha, la desesperación y la esperanza. Y si nadie entiende esto, no me importa. Mientras vos la pasas bárbaro, yo sigo acá esperando, buscando la llave abajo del tapete. El hielo que generas en mi contra me cala los huesos… no te importa. A mi tampoco, te sigo amando. Me vas a matar, a asesinar cruelmente y con mi consentimiento. ¿Qué puedo hacer al respecto? No podría correr, alejarme… ya lo intenté y fracasé. Solo te pido que dejes que te ame, aunque te moleste este sentimiento que tengo, no puedo simplemente dejarlo escondido en algún lugar, es omnipresente. Solo te pido un refugio de la tormenta que vos mismo generas. Una respuesta, algo que me ayude a sanar, a romper el maldito pacto.

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