No debería forzarme a hacer esto. A mantener una conversación imposible de prolongar. ¿Qué sentido tiene? Carece de absoluta autenticidad. No se si este es el verdadero desengaño, seguramente mañana vuelvo a la carga a ser la misma negadora de siempre. Pero hoy, al menos en este instante, quiero otra cosa para mí. Quiero justamente, algo para mi… algo
real para mi,
“la verdadera felicidad es la felicidad real”. Sí, tal vez
sí me ayudaste cada vez que tuve un dilema, porque después de todo dijiste esas cosas tal vez así nomás, tal vez sin prestar atención, pero a mí me marcaron. Y así como me marcaron condenándome a enamorarme de vos, puede, espero, que esas palabras grabadas a fuego me ayuden a salir adelante y madurar, y olvidarme
de vos y de
todos los otros a los cuales ponga en un pedestal por nada. Y no solo eso, sino poder aceptar realmente qué está bueno para mí, aprovecharlo, no dejarlo ir. Hoy es eso. Mañana será otro día, el diez de marzo será otro día. Pero
hoy es eso.
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