miércoles, 24 de diciembre de 2008

Niveles de energía

Todo gira, gira a mi alrededor y a mi no me importa nada. Solo pienso en el preciado momento en el que vuelva a ver las órbitas de tus ojos, no órbitas, niveles de energía, ese concepto mucho más profundo que tiende a abarcar todo el espacio circundante diría la profesora de fisicoquímica mientras realiza un gesto con sus manos y yo los sigo mirando y me mareo, me pierdo en ellos, en su color intenso, dulce, en esa seguridad que destilan que me deja tranquila pero a la vez me intranquiliza el corazón que golpetea como un pájaro carpintero dejando un hueco dentro mio donde me hundo y todo se funde y me olvido de quién soy y las palabras salen como catarata, como si sacara una soga llena de letras inconclusas de mi boca tirándotelas encima, vos no sabes muy bien qué significan ni por qué las dije y a decir verdad yo tampoco, solo hablo, hablo por los codos, digo muchas banalidades tratando de impresionar sin poder demostrar nunca como soy en realidad porque me mareo en las órbitas de tus ojos, que en realidad son niveles de energía, y todo gira a mi alrededor.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Final Trágico

Hizo falta un pequeño peligro en alta mar para desatar la imaginación de Rómulo Sincrovich, que soñaba con un final trágico para ser reconocido mundialmente. Rómulo tenía una barba mal recortada, era más bien flacucho, tendría unos cuarenta y tantos años y unos ojos azules como la superficie por la que navegaba el yate. Le comunicó su idea a su amigo, Sergio Solís, que tenía su misma edad pero parecía mucho más viejo, usaba las boinas que usan los ancianitos de barrio y sus ojos demostraban el cansancio de años de trabajo, sabiendo que opinaba todo lo contrario. Esta fue la conversación que mantuvieron antes de que se separaran para siempre:
-¿Te imaginas si el barco ahora se fuera al fondo, con todos nosotros arriba? Sería espléndido… harían una película en nuestra memoria y todo… ¡como a los del Titanic!
-Pero por favor, Rómulo, cerra la boca y no llames a la desgracia… seguro en unos minutos viene el rescate y sale todo bien…
-Callate y dejame soñar, por una vez… si vos querés ser un miserable toda tu vida yo no tengo ganas de correr tu misma suerte…
-Suerte sería que te coma un tiburón así sabes de lo que hablás…
-Mira, para mi hasta acá llegamos, pasamos los mejores ratos pero es nuestra hora, aunque no lo quieras admitir… ¡siempre tan negador vos!
-Y vos siempre tan negativo… como si le dieras la mano a la desdicha para que ella haga lo que quiera con vos.
-¡Nuestra historia llegaría al cine!… un actor musculoso nos representaría y yo sería el valiente… vos serías el pobre amigo opacado…
-No me importa un papel en tu estúpida comedia de humor negro…
-Humor no… todos llorarían nuestra pérdida, el gobierno nos reconocería héroes nacionales, el papa, santos…
-Pero pará, pará un poco… Te voy a decir una sola cosa: Vos sos de esas personas que se pasan su vida arriesgándose sin medir las consecuencias. De los que darían la cabeza por la fama, por un mínimo atisbo de preocupación hacia vos por parte de los demás… pero ¡Mira a tu alrededor! A nadie le importas y nunca le importarás a nadie. Tus intentos vanos te conducirán a la muerte y el que se jode acá sos vos…. Sos vos al final de cuentas… Porque perdés lo más valioso, lo mejor… Es tu vida y nadie más la va a vivir por vos, aprovechala porque muchos quisieran tener una, alargar la que tuvieron. Lo que paso en el Titanic, sin ir más lejos, no es broma… esa gente tenía familia, tenía historia… perdieron todo ¿Viste? Y no nos vamos a morir hoy, hay que tener fé, hombre… Vamos a volver a casa y comer un par de milanesas con papas fritas.
-Y yo te voy a decir una cosa también: Hay dos tipos de personas, las que, como yo, pasan su vida corriendo riesgos innecesarios para tener un final trágico y la gente como vos, que dan aún más vergüenza. La gente como vos, que vive encerrada en un departamentucho y trabaja las 24 horas del día para nada… para un par de papeles que no tienen ningún valor, que te da el gobierno para engañarte, para hacerte creer que tenes mucho cuando en realidad no es así. Tu paso por el mundo es como el de una estrella que vive oculta entre las nubes, mientras que el mío, el de una estrella fugaz a la que miles de niñitos piden deseos y adoran… será fugaz pero tiene mayor peso. Vas a morir consumido en una realidad esclavizante, tu cadáver se va a pudrir y va a ser comido por los gusanos en el parqué de tu falso hogar hasta que el portero sienta el olor a podrido y te saque de ahí. Tu sepulcro va a tener todos los vidrios rotos por piedrecillas que actuaron como proyectiles de adolescentes traviesos. Ninguna leyenda tendrá tu nombre, ninguna calle, ninguna isla. Vos andá a comer milanesas con papas fritas mientras yo consigo la gloria. Estoy harto de las milanesas y las papas fritas, son típicas de las personas que nunca pedirían comida con salmón y salsas raras en un restaurante por miedo a probar cosas nuevas. Prefiero morirme irónicamente, casi eligiendo el momento y el lugar. Porque aún después de la muerte me van a seguir reconociendo como aquel pasajero misterioso que quería otra cosa.
Justo cuando Rómulo había terminado su discurso, llegaron los botes de rescate. Los dos enemigos amigos viajaron cruzados de brazos viendo el horizonte, sin intercambiar palabra.
Al otro día, una noticia salió en cada diario, en cada canal televisivo, en cada emisora radiofónica. Un pasajero rescatado del yate Paraíso había tomado la repentina decisión de arrojarse del bote de rescate sin previo aviso. Los abuelos comentaban que era un lunático y los psicólogos analizaban su situación mental. Al otro día, todo el mundo tiraba los periódicos a la basura. Era noticia vieja. Nadie fue a visitar su sepulcro, sólo se veía, de vez en cuando, a un hombre solitario con boina de abuelito y ojos cansados, llamaba mucho la atención, pues llevaba miles de ramos de flores que dejaba encima de la lápida. Reservaba uno de jazmines para el final de su murmullo que decía las siguientes mentiras:
“Hoy note que había una fila para llegar hasta tu sitio de descanso eterno. Tal vez hayas logrado tu cometido. Desde que te fuiste ceno toda las noches salmón y preparo salsas extravagantes. Busqué otro trabajo, invertí dinero en mí y estoy planeando mi gran final. Nos veremos pronto. Espero que no te parezca miserable mi pequeño ramito de jazmines después de todos estos que gentilmente te regalaron tus admiradores.”

domingo, 14 de diciembre de 2008

El dijo: yo te escucho cuando tenés un dilema asi que me lo merezco.
Y ella pensó: No te debo nada porque la principal causa de mis dilemas sos vos.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Para ser escritora...

Me da la sensación de que no sirvo para esto. Pasión si, la tengo. Imaginación también. Ideas innovadoras puede ser. Igual falta. Me falta entrega, paciencia, iniciativa, no cambiar rápidamente un proyecto por otro distinto y no terminar ninguno. Ya se lo que perdí o nunca tuve: proyección. Debo sentarme, dejarlo fluir, cubrir espacios en blanco, magnificar los tópicos brillantes que se me ocurren. Plasmarlo al papel como si las teclas fueran las neuronas que se comunican entre ellas fabricando obras de arte. No desperdiciar días pensando en la novela brillante y dejarla inconclusa. Para ser escritora tengo que sentarme. Es necesario sacrificar tiempo en teclear para beneficiar mi carrera, no de puro ocio. Por supuesto una de mis metas tendría que ser hacer mi trabajo bajo presión. Soy conciente, estoy incompleta.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Una vez vi un árbol especial. En él, todas las hojas estaban apiladas una sobre la otra. No se daban espacio, no podían hacer fotosíntesis ni absorber agua de las raíces. En otoño, todas las hojas caían de diferentes maneras. Algunas caían tan lento que no dejaban caer a las demás. Otras caían demasiado rápido y empujaban a las lentas. No había tolerancia en su copa, ni en sus ramas, ni en su tronco.

viernes, 5 de diciembre de 2008

La mujer perfecta

La mujer perfecta sería un incordio para el hombre que la consiguió. Todos los demás la desearían y ella sería tan perfecta que sólo querría a su pareja. Pero cuando este estuviera hablando con otra mujer, la perfecta, en lugar de ponerse celosa, charlaría con hombres. “Está todo bien” diría con guiños. La perfecta sería vegetariana y defendería cada una de las causas de Green Peace. Cualquier pucho que se fumara el hombre sería apagado con una mueca de decepción: “eso arruina la atmósfera”. Cualquier tostada con queso sería un pecado capital aunque ningún animal hubiera muerto por ella. La mujer perfecta lo sabría todo, sería inteligente y podría decir los elementos de la tabla periódica de memoria humillando a cualquier ser vivo o inerte que se encontrara a kilómetros a la redonda. Y, por supuesto, sería chef pero fabricaría comida a base de soya, solo soya. Sería una madre cariñosa que siempre está atrás de la progenie, el hombre no tendría que levantarse a preparar mamaderas o cambiar pañales, pero su mujer estaría tan ocupada toda la noche velando por sus hijos que nunca tendría tiempo para un revolcón de cinco minutos. Su pelo rubio tendría olor a shampoo de fresias y sería tan suave y sedoso que podrían hacer algodón a partir de él. Su cara angelical tendría rasgos tan perfectos que daría pena mirarla. Su cuerpo esbelto estaría enfundado en las ropas más atrevidas del mundo. También sería divertidísima, haría los chistes más graciosos y divertiría tanto al jefe de su marido en la sobremesa que este la contrataría a ella también (además porque es sexy). Mantendría a toda su familia con la plata ganada en una agencia de modelos, viajarían a Cancún cada año y tendrían una isla privada en el triángulo de las Bermudas. No gastaría un céntimo en ropa, es más, planearía ahorrar cada ingreso, por las dudas y no dejaría sacar ni una mosca de la caja fuerte. Sería romántica pero no exagerada, cariñosa pero no pesada. Sería perturbadora. Y no por su culpa su marido la dejaría por una cualquiera. La dejaría porque él tiene problemas. Él es demasiado humano, demasiado envidioso, resentido. No se bancaría que su querida esposa lo superara ampliamente en todo. No soportaría ni un segundo que su jefe la llevara a su trabajo o que otros hombres la adoraran. Porque ella no es la del problema, somos nosotros. El mundo no está preparado para la mujer perfecta.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Días de premoniciones

Una escritora tipea un par de líneas en su computadora, ni siquiera sabe por qué lo hace, puro instinto o inspiración del momento. No significan absolutamente nada para ella, pero desconoce que para otra persona esas simples palabras decidirán sus días futuros. Una reflexión quiere decir, para todos menos para el que la hace, una sentencia, una verdad inevitable. El escritor lo observó en su entorno y lo plasmó al papel, no hay vuelta atrás. Eso fue lo que develó después de días de bloqueo y condenó así a una pareja feliz, a un mundo esperanzado, a un grupo de personas o a toda la historia de la humanidad y su porvenir. Porque las estrellas se alinean, el universo se complota para que lo que este diga sea lo que realmente suceda, para que cada pequeño pensamiento tenga su cuota de validez. Tenemos que tener mucho cuidado al hablar, al meditar, cada palabra nuestra pone bajo barrotes la libertad de otros. Nunca me dio tanto miedo mi vocación.
 
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